Maykil Yokhanna, condenado a cadena perpetua por el asesinato de la niña Adriana de 12 años, está intentando reabrir su caso. Sin embargo, el Servicio Penitenciario Sueco (Kriminalvården) está bloqueando sus esfuerzos, lo que ha llevado a graves acusaciones de violaciones brutales de los derechos humanos fundamentales. Este no es un caso aislado; Suecia tiene un historial de violaciones brutales de los derechos de los detenidos.